Ejemplos en los que usar alimentos especificos para la cria de jilgueros - Articulo numero: 444280357030

El pajaro Jilguero presenta una longitud de 11-trece con cinco cm, una envergadura de 21-veinticinco con cinco cm, un peso de 14-diecinueve g y una longevidad de siete a diez años (en cautividad) El pajaro jilguero europeo presenta una cabeza tricolor con máscara facial roja y alas negras con franja amarilla.

El plumaje de un pajaro jilguero adulto se caracteriza por una cabeza muy distintiva y conspicua, con aspecto tricolor, máscara facial roja, y dibujo cefálico blanco y negro. El pico es típico y amoldado a su alimentación. Cónico, esbelto, afilado, de color pálido. Por otro lado, el cuerpo en la parte delante es blanquecino, bordeado de ocre, al paso que la parte posterior marronácea.

El ala muy propia y conspicua, tanto con el ave posada, como en vuelo. Negra, con ancha franja alar amarilla; máculas blancas en la punta de las rémiges de tamaño variable, dependiendo del desgaste. La cola es negra, escotada, presentando rectrices con puntas blancas.

El plumaje juvenil presentan alas idénticas a los adultos, una cabeza y cuerpo gris pardo uniforme y moteado. Adquiere el típico dibujo cefálico tricolor tras la primera muda parcial en otoño. Existen asimismo plumajes intermedios, los que son indistinguibles del adulto salvo con el ave en mano, en cuyo caso, en dependencia de la temporada y el ciclo de muda, se aprecia por rémiges, cobertoras alares y rectrices.

El macho y la hembra del jilguero son muy parecidos, apenas existe dimorfismo sexual. Con el ave en la mano, o bien en condiciones de observación muy convenientes, el macho presenta mayor cantidad de rojo en la cara, y plumillas nasales normalmente más oscuras. La alteración estacional es inexistente, no obstante, el desgaste progresivo del plumaje, reduce (e inclusive suprime) las puntas blancas de rémiges y rectrices, recuperándolas tras la muda completa postnupcial.

Debido a su cabeza tricolor, y a su conspicua coloración alar, resulta inconfundible con otras especies. Los ejemplares juveniles pueden inducir a cierta confusión con hembras e inmaduros de otros fringílidos marronáceos, pero solo caso de que la observación no incluya el ala.

Los ciclos de muda en juveniles es parcial durante el verano, al paso que en adultos la muda es completa también a lo largo del verano.

El jilguero europeo se distribuye a lo largo del paleártico occidental. Suele morar lindes de bosques, sotos, campiñas, zonas agrícolas, parques, jardines, huertos, frutaledas y, en general cualquier zona herbácea, de forma especial si existe exuberancia de cardos (alimento predilecto de la especie); la clave es presencia mínima de arbolado. Cría sin dificultades en pueblos y ciudades.

Muestra predilección por jilguero ambientes calurosos, siendo menos frecuente observarlo conforme aumenta la altitud. Ha sido citado en los Alpes suizos a dos mil cuatrocientos m s. n. m.; en los Pirineos catalanes a dos mil m s. n. m., y en Sierra Nevada a mil ochocientos cincuenta m s. n. m..

Su predilección por las plantas ruderales, singularmente cardos y centaureas, explica las altas abundancias de jilgueros en vegas y olivares, hábitats que aportan árboles para emplazar el nido, y terrenos despejados donde buscar semillas.

En migración resulta omnipresente. En invierno también frecuenta yermos y otras zonas abiertas aunque no estén arboladas.

Generalmente acostumbran a criar un par de veces durante un año. La primera puesta empieza a mediados de marzo o principio de abril. La segunda puesta se realiza después de la primera. Raramente se generan tres puestas.

La puesta consta de cinco o bien 6 huevos de color blanco con finas motas rojizas. La incubación dura entre 12 y 13 días, período en el que con frecuencia el macho alimenta a su pareja en el nido. El nido, construido prácticamente únicamente por la hembra, tiene forma de copa y se instala en las horquillas de las ramas más altas de ciertos árboles o bien arbustos.

Los polluelos, que son nidícolas, abandonan el nido y se independizan de los progenitores a los quince días más o menos, alcanzan el plumaje terminante tras la muda otoñal.

El jilguero europeo se comporta como parcialmente migrador. Las poblaciones norteñas migran al sur; los cuarteles de invierno se ubican en la zona mediterránea. Las poblaciones meridionales pueden ser sedentarias, errantes, e incluso migradoras cara el norte de África. La migración es diurna, en grupos aproximadamente abundantes. El paso migratorio es prolongado; el grueso de la migración otoñal se produce entre septiembre y noviembre; el de la primavera se genera entre febrero y mayo.

En zonas como España se considera un migrador parcial, recibiendo invernantes provenientes de Centroeuropa; el paso otoñal se produce sobre todo en octubre y noviembre, y la vuelta transcurre entre marzo y mayo.

Los individuos ibéricos semejan abandonar mayoritariamente muchas de sus localidades de cría para desplazarse al norte de África, dando sitio a una espectacular concentración otoñal en el estrecho de Gibraltar, donde resulta ser el fringílido más abundante en migración al unirse con migradores más norteños; en este sentido se han convocado muy, muy altas densidades al sur de Cádiz del orden de 65 aves por cada diez hectáreas.

Genéticamente se ha definido la especie parental existente del jilguero común (Carduelis carduelis). Es el Carduelis citrinella el que probablemente dio sitio a estos jilgueros comunes eurasiáticos en las islas del Mediterráneo, en la llamada Crisis Mesiniense, cuando el mar Mediterráneo se hallaba prácticamente seco y era un conjunto de charcos salinos de mayor o bien menor profundidad.

Las aves son animales vertebrados, de sangre caliente, que andan, brincan o se sostienen solo sobre las extremidades siguientes, al tiempo que las extremidades anteriores han evolucionado hasta transformarse en alas que, al igual que muchas otras características anatómicas únicas, les permiten, en la mayoría de los casos, volar, si bien no todas vuelan. Tienen el cuerpo cubierto de plumas y, las aves sensu stricto, un pico córneo sin dientes. Para reproducirse ponen huevos que incuban hasta su eclosión.

Su grupo taxonómico se denomina clase Aves (la palabra es latina y está en plural, en singular sería avis)4​ para la sistemática clásica, pero en la sistemática filogenética actual este clado no tiene rango, y es incluido por su parte sucesivamente en los clados: Theropoda, Dinosauria, Archosauria, Sauropsida, Tetrapoda, etc., aunque hay más anidamientos intermedios con denominación.

Las aves se produjeron a partir de dinosaurios carnívoros bípedos del Jurásico, hace entre ciento cincuenta y doscientos millones de años y, en verdad, son los únicos dinosaurios que sobrevivieron a la extinción masiva producida al final del Mesozoico. Por ende, la sangre caliente, que es la característica más notable que comparten con los mamíferos, es un resultado de evolución convergente, pues no hay un antepasado común a los dos grupos que tuviese este rasgo. Su evolución dio sitio, tras una fuerte radiación, a las más de diez mil especies actuales ​(más ciento cincuenta y tres extintas en tiempos históricos).​ Las aves son los tetrápodos más diversos; no obstante, tienen una enorme homogeneidad morfológica en comparación con los mamíferos. Las relaciones de parentesco de las familias de aves no siempre pueden definirse por morfología, mas con el análisis de ADN comenzaron a dilucidarse.

Las aves habitan en todos y cada uno de los biomas terrestres y también en todos y cada uno de los océanos. El tamaño puede ser desde 6,4 cm en el colibrí zunzuncito hasta 2,74 metros en el avestruz. Los comportamientos son diferentes y notables, como en la anidación, la alimentación de las crías, las migraciones, el apareamiento y la tendencia a la asociación en conjuntos. La comunicación entre las aves es variable y puede implicar señales visuales, llamadas y cantos. Ciertas emiten gran diversidad de sonidos, y se destacan por su inteligencia y por la capacidad de transmisión cultural de conocimientos a nuevas generaciones.

El ser humano ha tenido una intensa relación con las aves. En la economía humana las aves de corral y las cinegéticas son fuentes de alimento. Las canoras y los papagayos son populares como mascotas. Se emplea el plumón de patos y gansos domésticos para rellenar almohadas, y antes se cazaban muchas aves para adornar sombreros con sus plumas. El guano de las aves se usa en la fertilización de suelos. Algunas aves son veneradas o bien rechazadas por motivos religiosos, supercherías o por prejuicios errados. Muchas son símbolos culturales y referencia frecuente para el arte. En los últimos quinientos años se han extinguido más de ciento cincuenta especies como consecuencia de actividades humanas, y, en la actualidad, son más de mil doscientas las especies de aves amenazadas que necesitan esfuerzos para su conservación.

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